viernes, 4 de julio de 2014

El aguacero candente que atrofia tu mirada
es el espasmo consciente en mi retina enamorada.

Si te quiero y no te quiero en mi noche desesperada,
la lumbre me trastorna la glucosa  ilusionada.

Si respiro en visuales recuerdos de mi almohada
en cuerpos esculturales que dan vida a mi noche helada.

Sube en espirales en mi columna trastocada
un fuerte impulso al deseo de amarte en la madrugada.

La pasión que da al cántaro que seduce mis aclamadas
son las letras que recorren mi pecho abierto desmesurada.

Siempre abrigo el tiempo que recorre mis ansias dharmas,
que se entregan en flores innertes que sepultan las almas blancas.