sábado, 3 de noviembre de 2018



A la vuelta de la esquina
aparece tu mirada,
unas manos que encienden
el calor de estar en calma.

La respiración se corta
con el filo de navajas,
es el cuerpo que ilumina
desde dentro aquella llama.

La universal esperanza
de amar y ser amada
de sentirte viva y eterna
en el amor de tu constancia.

Mis ojos evalúan ese fulgor
que no se acaba
es la intensidad perfecta
de mujer querida y mimada.

El candor de los pistilos
que en la flor se amalgama,
con el flujo sanguíneo
de ser salvaje madrugada.

Es la magia de tu nombre
en tus ojos de azul gracia,
perdida siempre estuve
en el poder de devorarla.

Tú me alimentas el alma
me avecinas en llamas
me seduce tenerte
entre fuegos que delatan, 
el ímpetu de vivirte
en una suave fragancia.

Seducida está mi mente
en entregarte mi darma
en hacer enloquecer
con el fruto de la esperanza.