Mirar al infinito y asomarse en la penumbra
de las emociones viles del misterio y la fortuna
del egoísmo leve y del criterio y la locura...
Saber que se posee la virtud profunda
del claro día oscuro de las dudas y las fundas
que envuelven los lamentos de una mañana turbia...
La humanidad descubre la curiosa y segura
invocación constante de meditar la ruta...
saber para donde vamos y cosechamos a oscuras
con el miedo que absorbe la injusticia profunda
de envidias y resquemores que oscilan en la angustia
de albergar la furia de tu corazón en dudas...
La determinación primera que busca la tertulia
es la invitación constante a abrir las puertas mustias...
el diálogo inicia la voluntad que alumbra
los vendavales intensos del ser humano que busca
sus verdades inmensas y sus condiciones que retumban
en los occidentes y sus misterios que resultan
en básicos momentos de calor y de consultas...
El infinito cielo ofrece la pregunta
y las respuestas oscilan en verdes recuerdos que anuncian
los tormentos primeros del hombre y su recluta
verdadera esperanza de laberinta duda.
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