
Seguir el camino que te lleva la cordura
es abandonar las alas angeladas de mis culpas
cuando sostengo y manifiesto el sabor de la ternura
que me dan tus ojos verdes anunciando tu dulzura...
Ellos me llevan directo a la locura y quedo en penunbras
alucinando con ofrecerte el camino hasta la luna,
donde los destellos lleven el dolor de nuestra tumba
que dejamos atrás en los silencios atolondrados de las dudas...
Si tan solo existiera la posibilidad de la blancura
que se enciende por las noches que de vernos desfiguran...
Ser la hembra de tu macho que se monta en la embergadura
de la valentía toda de abandonarse hasta la sepultura
porque los novios han prometido tantas veces en su frescura,
para provocar el canto insistente de la luna...
Cada vez que veo tus ojos hipnotizan mi dulzura
y quedo manso y quedo cojo si no tengo tu hermosura,
entre tus besos se completa la sombra de esta tortura
que es amar a mil en este fulgor y su infinita espesura...
Son las letras un desierto cuando sostengo alguna duda
otras son el espejo quieto de la losana calentura
de mi mente y de mi cuerpo que vive despierto en tu figura...
Se abre el paso y se abre el momento a la decisión madura
dejando de abatir el abanico de la locura
para enfrentar la realidad dormida de la mesura
en que se llega a la libertad de elección de esta aventura...
Travesía es contenerte y sumarme en tu censura
cada vez que siento adentro la espina cruel de la verdura...
verdura de grisácea forma es la ruta perdida
cuando descubro que somos angeles demonios de nuestras mudas...
Vivir intensamente es arriesgar la fortuna segura
y es experimentar la fuerza fiel de la buenura,
de este sentimiento expuesto al viento de las quemaduras
que pueden ser llagas de dolor cuando se abra la sepultura...
Vernos así muertos de sed al lado del agua turbia
que acondiciona la fuerza y la paciencia segura,
en el abismo del tiempo en que fuimos lanzados sin duda...

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