
Necesito de tu mano de tu cuerpo y de tus brazos



necesito la mirada que me acoja entre sus pasos
una cosa es la fortuna y otra es la causa tuya
tu voz agonizando entre siluetas de los llantos
que me quedan en la aurora deteniendo los zarpasos
del puma de su canto de su furia y su manto
que calienta en la penumbra los dolores de su paso.

Detenerse en la búsqueda del amor que llega al caso
de la soledad envuelta en los rencores de los lazos
que establecen dos personas que necesitan a diario...
La puerta que me lleva a la luz de Dios en brazos
de los ángeles custodios que me llegan en el ocaso
de la violeta errante de los días en el llano
de la vida dividida por lo que se desea y no viene al caso
recordar y recortar los ilustres espartacos
que guardaste en el baúl de los infinitos atrasos...

Si tus manos me sostienen y me dan la fuerza para lograrlo
será para continuar en otra vida este idolatro
sentimiento de ternura y de calor en los estados
de víctima alucinada por el beso de los trapos
que llevan a la gloria cuando sientes el milagro
de los fortunados amantes de la dicha de alcanzarlo
en la piel la nueva quimera y en la sien tu desesperado
grito al viento de las esquinas por las sombras de tus manos...

Detenerme nuevamente en la manos de tus manos
es ofrecerle al mundo la alegría de presenciarlo
el amor transparente que cambia al hombre de sus reclamos
y hace mujer a la mujer que dormía entre tus brazos
moribunda de placeres y de ciencia de lamentarlo
con palabras pronunciadas al fulgor de tantos años
vieja la noble cabellera de gris añoranza y de retablos
que contienen la historia arrugada en tus labios
por vivir y respirar un segundo de los dados
encuentros diagonales en las trampas de los santos
para sonreír en el suspiro sostenido de tus pasos
que te llevan al profundo sentimiento de antaño.
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