Florece tu nombre con espigas muertas,
con muérdagos secretos,
en esta tarde cierta
cuando recuerdo tu nombre
y sé que miras las estrellas,
para tocar mi alma
en una vistazo hacia ellas.
Siento tu cuerpo tibio
rozando mi almohada helada
me abrazabas como un niño
que espera la madre amada.
Tu aliento me devoraba
la carne que alucinaba
con tenerte cada día
en mi vida enamorada.
Ame tanto y tuve poco
para demostrarte lo que sentía
porque es cierto vida mía
que de orgullos yo sufría.
Mi alma se comprime
al saber que tuve cerca
la felicidad de tenerte
en mis días de chica muerta.
Por que me diste la luz
que a mi vida hacia falta
sólo puedo recordarte
como amado a amada.
Esta tarde recordé tu nombre
pero también recordé que amaba
como una loca de patio
con el alma sentenciada
a querer lo imposible
que es amar y ser amada,
sin complejos ni medida
en una tarde soleada
esperando que la brisa
se lleve la alborada.
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